2/8/11

Un rasgo distintivo de Palma, que aparece de inmediato en Piano Bar, su último poemario, es la facilidad con la que aborda momentos e ideas complejos en el más sencillo de los lenguajes. Muy consciente de que está usando un arma de expresión impura, banalizada, ella lucha para hacer que las palabras signifiquen lo que de verdad son, como es el caso de "Despedida": "Un mar de arena templada/ tras la música de tu frontera/ nada importa/ pero estás precipitado/ en mi línea de fuga/ en el macabro cuello de los cisnes/ en el vuelo rasante/ de una imaginación asesina". El verbo dotado de idiosincrasia genuina, el verso libre sin puntuación, la tendencia al monólogo o el sutil uso de la ironía presentan estimulantes desafíos al lector.

"La perfección es inseparable de la crueldad indiferente", escribió Milosz y ése parece ser un motto, la corriente subterránea en las estrofas de Palma. Así, cada nuevo título se transforma en estrategia para la supervivencia física y espiritual, surge un interés casi novelesco en los personajes, el tono se vuelve narrativo y el sentido del mundo deriva de la clase de idioma que se usa. Ello es evidente en "Interferencia in situ", una extensa rapsodia, de la cual transcribimos el siguiente fragmento: "Yo me sitúo mentalmente y no/ puedo evitar los ojos que de/ vez en cuando franquean/ on line/ mis coordenadas/ almendrados y oscuros/ con brillo semejante quizás/ sólo a una/ salida/ de sol/ después de la lluvia/ luego de los ojos/ inevitablemente/ todo su rostro...".

REVISTA DE LIBROS/Domingo 2 de Septiembre de 2007/PÁGINA ABIERTA/ Camilo Marks (a propósito de Piano Bar)

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