25/4/12

Vuelvo de Siberia esta tarde



En el país de las maravillas, la pobre Alicia
no tuvo ocasión de experimentar su lógica [...]
Enrique Lihn


UNO

Vuelvo de Siberia esta tarde


I
Vuelvo de Siberia esta
tarde
llego al centro de la ciudad
y su bullicio
el perro como siempre
en la esquina de casa
sueña su sueño de perro.
Es un hecho;
la soledad sigue acuñando
juicios y en las paredes
continúan multiplicándose
sombras de guiñoles huérfanos.



II

La conciencia es un espectro
que rinde culto
la expectación del encuentro
invade el ejercicio y
su condena
la obsesiva visión de un
poeta extraviado
de un símbolo que pierde
sensatez
e involuntario
atraviesa el puente con 
luz roja.
















III
La sombra se niega a
abandonar
su obra
la otra historia
es el enigma de un insomnio
una lectura desnuda
ese sueño reflejo
y su realidad
al despertar.















IV
Un mago bebe
cirros al atardecer
selecciona fronteras para
ese beso que vierte en una
ciudad sitiada por el desaliento
sin Chagall surtiendo pinceles
deshoja apenas a la
silueta del asfalto.
A la hora de la verdad
las miradas suelen
encontrarse inadvertidas,
transparentes y vertiginosos
los personajes atraviesan
la línea
y como si no dudara la noche
dejar caer
el abismo de las sombras
el hechicero lanza su soplo
de oscuridad
ella tambalea sobre tacones
la humedad de un verso
coquetea en el borde de
su barbilla
 y se deja vencer.



                                                                       




















V
Huyen los neones del espectáculo
la charada del hombre
es un ritual amargo
la pátina que difumina rasgos
el rumor ahoga cada
palabra de su especie
el asesino ronda desde
hace años
y sus dientes brillan a la
bombilla ultravioleta
no contempla
revelar el enigma de sus
vértices
y por supuesto
disfraza sus propósitos.

















VI
El muelle nos sujeta
como a pilotes
y las olas se abruman
bajo la noche
nos quedamos quietos
colgando
péndulos indefensos
sujetos a la orden de
los vientos
con irrefrenables deseos de saltar
y escabullirnos
desaparecernos asidos
a la espuma
o al hilo de un
volantín extraviado.







VII
El reino del habla
huye por el viejo puente
y su lengua
acaso volara tierra adentro
como si pudiese
sombrear lo inasible
en la comisura de
un sueño dibujado a la
imagen de una realidad que
nos perturba
y no conocer el fin
y dejarnos llevar abrazados
a esa ilusión como si niños,
o casi un círculo que
encierra el tiempo dentro
de sus alas.






VIII
He visto definir la distancia de
lo que mis ojos atrapan
a través del vidrio
la metrópolis baila
con la urgencia del
condenado
asiste a la codicia de
una bruja sin piel que
vende los circuitos de
sueños envejecidos
doy pasos de cisne
el gato maúlla sobre un
edificio asfixiado
la conciencia vigila
desde una precaria
cuerda bajo el asfalto
nada consume a la ignominia
nada
se han levantado voces de miles
he visto a las multitudes llenar
sus plazas
y al espectro continuar su trabajo
¿Cuál el sello de los que siguen?


Deseo beber su sangre
elixir de la más
extraordinaria cepa
y de nuevo sorber el aire de
un cuento encantado
donde la diferencia
no sea
sino
la discusión del mejor
desenlace.






IX
Entre calles de luces
multicolores
Rimbaud hubiese cantado
un blues en algún bar céntrico,
el sonido de Miles
contendría la esencia de una
nota silvestre
mientras las flores agonizaran
conmigo arrimada a sus pétalos.
Él no hubiese regresado
siendo el mismo
al amanecer de su sentencia.
La ruta de la poesía sostendría
el mismo dictamen.



X
¿A qué se viene
a un tiempo de silencios
después de atravesar el fondo?
La búsqueda ha perdido sentido
el corredor donde
los ojos de una doncella saben
esconder el juego de la vida
se sujetan como garras
allí se sabe de la traición
las aves figuran como trofeos
en esos vértices y
las mujeres ríen
con sus dientes de nicotina
como si ese fuese
su último día.




XI
Sin haber llegado
al otro lado del puente
ni alcanzar las
dos puntas
que se vienen sobre el río
la noche se sumerge sobre
sí misma
el beso de los amantes guarda
generaciones de endorfina y
a secretos bajo el asfalto
se pierden las intenciones.




XII
¿A qué se viene sino a
confirmar que
la existencia es
un duelo entre la vida y la
muerte
con un solo vencedor?
la leve constancia de
lo absoluto
la definitiva perversidad de
ese conocimiento
incrustado como un diamante en
una joya invaluable
que no puedes tocar ni comprar
está fuera de tu alcance
cambiar el destino de las cosas
así la maldición de
los pasos contados
de las horas respiradas
de una lengua húmeda y un
sistema perfecto en función
al toque final la
campana detendrá su
devaneo y la música será
historia.




XIII
A qué se viene sino
a sellar el rumbo de las cosas
y a mirar con desconcierto
las filas de personas que
intentan resistir al hastío
sin dejar de lado la iniquidad
o la rutina de un
círculo sin sentido
mientras yo me
arrastro prisionera
tras una gota de poesía
supurando un pedazo de vida
los dientes siembran un
sueño después de la mascada
por el borde se escapan
a punto del vacío
notas rescatadas en
el inconsciente
la música otra celda y otra alma
cada cual con su obsesión
a cuestas
no sé porqué
estamos encerrados
mientras las hojas amarillentas

se lanzan en
caída libre sobre las calles
ellas conocen de los signos
es el tiempo de las sombrillas
de caucho
el licor de los borrachos
vespertinos aún
ronda por los rincones
ya saben de los pechos maduros
que se pudren vírgenes
acosados por el deseo.













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